Dice Gordon Sibanda que nunca olvidará el día en que se vio obligado a abandonar el trabajo en el campo que, por generaciones, había alimentado a su familia : a su padre, a su abuelo y a él mismo. "Nunca lo creí posible, pero hace 10 años tuve que hacerlo. Nuestras tierras se secaron por completo", afirma este hombre de 61 años, sentado entre árboles cubiertos de polvo en un pequeño asentamiento de la provincia de Matabeleland Norte, en el oeste de Zimbabue . "Entonces decidí comprar vacas y cabras , pero luego primero murieron las vacas y el año pasado, con la terrible sequía que sufrimos, perdí 15 de mis 21 cabras", relata. "Ahora solo tengo cinco y están tan flacas que no sirven de nada", explica, al añadir que también intentó conseguir un trabajo en las minas de oro . "Pero c
La crisis climática pone en jaque la vida heredada durante generaciones en Zimbabue

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