Fuerteventura pierde a pasos agigantados a su pequeño satélite natural, el Islote de Lobos, declarado Parque Natural en 1982 . Lo que antaño fue refugio de focas monje y santuario de biodiversidad, hoy se ve desbordado por una marea humana que amenaza con erosionar su esencia, ante la desidia institucional que continúa sin adoptar medidas para frenar el descontrol demográfico.

El Plan Rector de Usos y Gestión (PRUG) lo deja claro: 400 visitantes simultáneos divididos en dos turnos: uno de 10:00 a 14:00 y otro de 14:00 a 18:00 . Este es el límite que puede soportar este espacio sin comprometer su equilibrio ecológico. Sin embargo, esta norma se incumple de forma sistemática la falta de control.

Pero la realidad dista mucho de la norma. Cada día, embarcaciones de recreo, ferris turís

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