El peso del voto mexiquense

El Estado de México no puede ir de convidado de piedra a la discusión de la reforma electoral: concentra el mayor número de votantes y distritos federales, es el corazón numérico de la democracia mexicana. Lo único claro es que el sistema actual es indefendible, y que la representación proporcional mixta tampoco salva nada, pues está secuestrada por burocracias partidistas y élites económicas que usan las listas como botín. El dilema de fondo no es “plurinominales sí o no”, sino cómo construir un modelo que impida el monopolio de la voluntad ciudadana por cúpulas blindadas a la rendición de cuentas. La primera voz que debería abrir plaza en esta discusión es la de la gobernadora Delfina Gómez, no solo por encabezar la entidad con más electores, sino por ser la

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