Emanciparse nunca fue tarea fácil, pero para la mayoría de los jóvenes de hoy es una misión casi imposible. Con el precio medio del alquiler en máximos históricos (1.080 euros mensuales) y unos salarios que no crecen tanto, vivir solo supone tener que dedicar más del 92% del sueldo a pagar esa renta, y al menos el 35% si se opta por apañarse con una habitación en un piso compartido.
Pero es que, además, aunque el desempleo juvenil ha bajado al 19%, entre los menores de 25 años todavía es del 25%, y más de un tercio de los que trabajan compagina empleo con estudios, lo que repercute en sus ingresos. De hecho, uno de cada cinco jóvenes está en riesgo de pobreza y exclusión social a pesar estar trabajando.
Ese es el escenario que describe el último informe del Observatorio de Emancipación d