Los avances tecnológicos han abierto la puerta para que los ciberdelincuentes perfeccionen tácticas cada vez más complejas, capaces de comprometer la seguridad de las cuentas bancarias sin necesidad de tener contacto directo con los dispositivos.

Estos actores maliciosos, cada vez más especializados, utilizan herramientas y estrategias digitales como el phishing , la instalación de software malicioso o el robo de credenciales mediante conexiones wifi no seguras, con el objetivo de obtener información personal y financiera.

Un claro ejemplo es la vulnerabilidad en las cuentas de Google, ya que cuando está comprometida por parte de los hackers, la información personal del usuario queda expuesta a riesgos significativos, desde el robo de datos y contraseñas hasta el acceso no autori

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