La historia evolutiva de Homosapiens está marcada por una paradoja, somos una especie profundamente social cuya supervivencia dependió de la cooperación, pero también albergamos tendencias que niegan esa esencia, como la misantropía y la gerontofobia.

Estas actitudes no solo reflejan contradicciones culturales modernas, sino que plantean preguntas sobre su origen en nuestro pasado ancestral. Desde las primeras migraciones fuera de África, los humanos enfrentaron desafíos que solo pudieron superar mediante la solidaridad grupal. Cuidar a los ancianos y enfermos no era un acto de caridad, sino una estrategia de supervivencia. Los mayores conservaban conocimientos vitales sobre recursos y peligros, mientras que los enfermos, una vez recuperados, reintegraban su fuerza al grupo. Quienes aba

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