Hay lugares que no aparecen en los mapas turísticos, ni tienen wifi para compartir el momento en tiempo real. Cabo Raso es uno de ellos. Un paraje que parece detenido en el tiempo , a orillas del Atlántico patagónico, donde las olas no se miden en likes. Es ahí, en ese rincón austero, donde Jashua Velázquez encuentra una forma de vivir el surf que va más allá de la tabla y el mar.
Jashua tiene 32 años, nació en Playa Unión y desde chico entendió que el mar no era solo paisaje, era un vínculo, un idioma propio. A los siete se subió por primera vez a una tabla, y desde entonces no se bajó más.
Hoy reparte sus días entre la Escuela de Surf de Playa Unión (ESPU), su formación como guardavidas y talleres de educación ambiental. Pero cada vez que puede, se escapa al Cabo, allí, donde el