A los pies del monte del Amparo, en el norte de Tenerife , la leyenda de un pastor y un lagarto gigante ha sobrevivido al paso del tiempo, transmitida de generación en generación como un testimonio de fe, misterio y lucha. La historia habla de un humilde cabrero que, durante años, alimentó a un pequeño lagarto que encontró en el campo. Lo que comenzó como un gesto de compasión se convirtió, con el tiempo, en una amenaza aterradora para su rebaño... y su vida.

Según cuenta la tradición, el animal creció desmesuradamente, hasta alcanzar un tamaño comparable al del propio pastor. Devoraba una cabra entera cada dos o tres días, y su apetito no cesaba. Temiendo por su sustento -y por su vida- el señor decidió enfrentarlo. Una madrugada, armado con una lanza, se adentró en la cueva donde el

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