Desde tirar pintura a un avión privado en el aeropuerto de Ibiza y contra el Museo Guggenheim en Bilbao hasta cortar la M30 en plena operación salida en Madrid, el historial de acciones de Luna Lagos con Futuro Vegetal es largo. Tanto, como las denuncias judiciales que acumula a sus espaldas y que la podrían llevar incluso a acabar en prisión . Y todo, por el cambio climático.
Esta joven de 28 años, natural de Sevilla pero que en la actualidad vive en el Pirineo francés, asegura en una entrevista a EFEVerde que, pese a que «obviamente aterra» la posibilidad de entrar en prisión», le aterra «mucho más» la crisis climática.
Lagos, que alterna su trabajo de temporera agrícola con otras épocas como sanitaria, forma parte de Futuro Vegetal, un colectivo de desobediencia civil que luc