En el 61 de un siglo atrás, un 13 de agosto, comenzó la construcción del muro de Berlín; lo que había sido una alambrada se convirtió en una fortificación, de la noche a la mañana quedó cortada cualquier comunicación, trenes, radios, pasos… todo; y es que el sistema ruso era tan bueno que había conseguido que se fugaran en el eje este-oeste más de 3’5 millones de personas.
Era extraordinario, no, más allá: y lo más de lo más. De hecho, a tanto llegó que se convirtió en símbolo del fracaso del comunismo, pero ya saben ustedes eso de “hay quienes nacieron de forma natural, otros por cesárea y luego están los nacidos por desgracia», pues de estos, al frente de muchos gobiernos en la UE y de la UE, abundan hasta sobrar
El comunismo y el fascismo, niegan el individualismo liberal y se derivan