El que ande comiendo papas fritas en Pekín, arroz en México y chocolates en Suiza estará disfrutando de los frutos de la primera globalización. Las papas vienen del Perú, el arroz de Oriente, el xokolatl es azteca. Y si no pica de amargo, el chocolatín tiene una buena dosis de azúcar, la cañita que descubrieron los árabes. Este ir y venir, esta adaptación tan profunda que uno no puede creer que un arroz con frijoles no existiera de antes de 1492, se llama "intercambio colombino", no por el país sino por Cristóbal Colón. El genovés despistado no llegó a la India, no encontró la valiosa pimienta negra ni las perlas del Mar Amarillo, pero sin querer disparó un fenómeno global: plantas y semillas fueron y vinieron, se adaptaron y cambiaron, y todo el mundo las adoptó. Vaya el ejemplo de los it

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