Por: @ YamiPeriodista

El aire de Santa Marta, que alguna vez se sintió limpio con la brisa marina, hoy se mezcla con nubes oscuras que salen del escape de busetas, buses y otros vehículos que circulan a diario por la ciudad. No es necesario un estudio técnico para verlo: basta con estar en un semáforo o seguir a una buseta unos metros para notar cómo el humo cubre la calle y llega directo a los pulmones de peatones, ciclistas y motociclistas.

Los expertos en salud advierten que la exposición constante a estas emisiones aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias, cardiovasculares e incluso cáncer. Además, el impacto ambiental es evidente: partículas contaminantes que ensucian el aire, contribuyen al calentamiento global y dañan la calidad de vida en una ciudad que vive del turismo.

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