Arequipa conmemora un nuevo aniversario en medio de retos complejos y oportunidades históricas. Esta ciudad, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por su centro histórico, se ha forjado con una identidad sólida que combina orgullo regional, herencia colonial y vocación de liderazgo. Celebrar su historia no implica idealizarla, sino reflexionar sobre cómo su pasado puede inspirar un futuro más próspero.

Conocida como la Ciudad Blanca, Arequipa ha sido escenario de movimientos políticos, cuna de intelectuales y motor económico del sur peruano. Sin embargo, esa reputación se sostiene en un equilibrio frágil: crecimiento urbano desigual, tensiones ambientales y desafíos de gobernanza local. Un aniversario es más que fuegos artificiales y desfiles; es una oportunidad para evaluar si la

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