España tiene símbolos reconocidos en todo el mundo. Desde la paella hasta la Sagrada Familia, pasando por la belleza del mediterráneo o la cultura taurina. Esto la Academia Española de Tauromaquia lo sabe bien, pero ahora quiere llevar el símbolo del toro a un nuevo nivel, levantando una escultura colosal de un toro bravo de 300 metros de altura, con la ambición de que se convierta en un emblema turístico internacional.
Con un tamaño que duplicaría cualquier rascacielos común y corriente, el proyecto pretende situarse entre las referencias más conocidas del planeta, algo similar a cómo la Torre Eiffel representa a Francia. Lo curioso es que, aunque suene descabellado, más de treinta provincias y localidades han mostrado interés, desde Burgos hasta Guadalajara.
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