Desde 2011, solo en La Pampa, Madre de Dios, se han liberado más de 600 toneladas de mercurio, envenenando bosques, ríos y personas. En esta región se ha deforestado más de 20 000 hectáreas de Amazonía.
Al liberarse en la naturaleza, el mercurio se convierte en metilmercurio, un veneno que sube por la cadena alimenticia: contamina peces, envenena animales y termina en los cuerpos humanos. Ataca el sistema nervioso, daña riñones y afecta a bebés en gestación, dejando secuelas irreversibles. En plantas, se acumula en suelos y debilita bosques enteros. No desaparece: viaja por aire, agua y tierra, contaminando a generaciones.
Hoy los mineros ilegales lo usan para amalgamar oro mientras se filtra en riachuelos y grandes ríos. En decenas de comunidades indígenas ya se sienten los efectos. El