Entristece observar como el destino de nuestro país, Venezuela, ha quedado atrapado por decisiones externas, sean estas para apoyar al Gobierno o a la oposición que lo enfrenta. Como venezolano duele sentir como hemos logrado entregar tan fácilmente nuestro destino como sociedad y como país a lo que se decida fuera de nuestras fronteras. Duele saber que hay una Venezuela que no tiene voz propia, o reducida a la opinión de uno que otro dirigente político. Una gran mayoría de venezolanos debe comparte esta opinión ahora que el juego político internacional se ha intensificado y Venezuela está en el medio de la trifulca.
El día a día de la dependencia
Duele observar como tenemos la vista puesta en que Argentina, Paraguay, Canadá y unos cuantos más estén de un lado, mientras Cuba, Rusia o N