En una escena cargada de simbolismo y tensión política, más de 500 manifestantes se congregaron en Anchorage (Alaska), para rechazar la visita del presidente ruso, Vladímir Putin, quien este viernes, 15 de agosto, se reunió con su par estadounidense, Donald Trump, con el fin de buscar una solución pacífica a la guerra en Ucrania.
La ciudad, que alguna vez fue parte del imperio ruso, se convirtió en el epicentro de una protesta que mezcló indignación, memoria histórica y solidaridad internacional.
LEA TAMBIÉN: EL ULTIMÁTUM Y PLAZO DE TRUMP PARA QUE PUTIN ACABE CON LA GUERRA CONTRA UCRANIA Y NO RECIBA DURAS SANCIONES
“Putin es un criminal de guerra y no deberíamos darle la bienvenida a nuestro país, y mucho menos a Alaska”, expresó Rachel Coney, una de las voces más resonantes del movimie