Redacción deportes, 15 ago (EFE).- Cargado de emotividad por los permanentes recuerdos al que fuera su jugador, el portugués Diogo Jota, fallecido en julio pasado en un accidente de coche, exigido por su condición de campeón y robustecido con los refuerzos incorporados para su plantel, el Liverpool inició la defensa de su corona con una victoria agónica, a dos minutos del final, firmada por el italiano Federico Chiesa, un jugador aparentemente irrelevante en la plantilla de Arne Slot que ejerció de salvador en el momento menos esperado.

El transalpino, sin apenas protagonismo el pasado curso, en el que el Liverpool fue campeón, y candidato a dejar el club red ante la llegada de más refuerzos, solo necesitó seis minutos sobre el césped para devolver la ventaja a su equipo, responder a la i

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