“Mi patria es mi hijo y mi biblioteca”, decía el escritor Roberto Bolaño. Si la patria significa identidad, debe ser cierto. Hay personas que gracias a las bibliotecas cambiaron un poco venturoso destino. Pero no necesitamos pensar en singularidades extremas: el descubrimiento que permite una comunidad de libros no se reduce a quien tiene problemas sino a cada persona de a pie. A mí, a vos.
Cuando era chico recuerdo bibliotecas luminosas, pero burocráticas y enojosas . Sí, enojosas. Porque siempre parecía que te hacían un favor al realizarte el préstamo y flotaba la idea de alguna amonestación rondando: quizás la tapa estaba rayada o el libro se había devuelto un día más tarde. No respirábamos libertad, pero aún así yo las disfrutaba. En especial la Biblioteca Argentina de Rosario que t