Mucho antes de que las papas fritas se encontraran con el kétchup en un plato, tomates y papas compartían algo más que una buena química culinaria: un pasado genético común

La papa que hoy acompaña nuestras comidas no sería posible sin la ayuda evolutiva de un viejo conocido de la cocina: el tomate. Un cruce ancestral entre estas dos especies permitió, hace millones de años, el nacimiento de una de las bases alimentarias más importantes del mundo.

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Una historia de raíces profundas

Y es que, mucho antes de que las papas fritas se encontraran con el kétchup en un plato, tomates y papas compartían algo más que una buena química culinaria: un pasado genético común.

De acuerdo con un nuevo estud

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