“Algo hay”. Esta es una frase recurrente que se escucha entre los devotos y visitantes que acuden año tras año a la Basílica de la Virgen de Candelaria y que ponen de manifiesto un sentimiento que se sostiene solo, sin que uno sepa bien por qué.
Como quien riega una semilla sin esperar nada, pero que, de forma invisible, germina. Así es la fe que volvió a latir ayer en Candelaria, en el día grande de la Patrona de Canarias , a punto de cumplirse dos siglos de la actual imagen, surgida tras el aluvión de 1826 que arrasó con la primigenia.
La jornada comenzó a las cinco de la madrugada con la primera eucaristía en la Basílica, a la que siguieron otras a las 6.00, 7.00, 8.00 y 18.00 horas. A las 9.00, la Asociación Cultural La Guanchería de Los Realejos protagonizó la tradicional re