Juan es maestro, tiene 26 años y da clases en una pequeña escuela mbyá guaraní , en Misiones. Para llegar, viaja en moto durante 3 horas por caminos casi intransitables que se meten en lo más profundo del bosque. La escuela, en realidad, es apenas un aula sin luz ni agua , pero es un gran orgullo en la aldea Tekoa Yma . El trabajo de Juan exige un gran sacrificio , pero más grande aún es su vocación por enseñar.

Para entender el valor de su trabajo, es fundamental dejar de lado nuestra forma de pensar. Con paciencia y respeto, Juan valora las cosas como lo hacen los mbyá guaraní. Su buena relación con el cacique Artemio, un hombre de más de 100 años que solo habla guaraní y un poco de portugués, demuestra que la escuela funciona porque fue un pedido de la propia comunidad, n

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