El campo de fútbol de Charco del Pino , en Granadilla de Abona , lleva años arrastrando problemas estructurales y de mantenimiento que han convertido su uso en un riesgo para la salud de los jugadores.

Con varias categorías de base, una disciplina femenina y un equipo regional recién ascendido a Preferente, el club convive con vestuarios y salas obsoletas , gradas deterioradas , una pista de atletismo en los alrededores que solo entorpece la práctica futbolística, focos poco operativos y, sobre todo, un terreno de juego deficiente y con más de dos décadas de antigüedad.

Entre los futbolistas que disputan sus partidos en este césped corre un aviso que ya es casi leyenda: un mal apoyo puede acabar en raspones, quemaduras y lo peor, una lesión.

“Llevamos casi 20 años con el

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