Este martes a la medianoche se produjo un ataque sorpresivo, violento, contra madres y familiares de presos políticos, quienes aguardaban de forma pacífica frente a la sede del máximo tribunal de justicia del país. Clamaban información sobre sus hijos y familiares.
Pandilleros de rostro cubierto, armados, asaltaron el lugar, desplegaron su fuerza agresiva, destructiva, contra las pacíficas mujeres, sus familias. Desbarataron las escuálidas carpas, golpearon, y los despojaron de sus pocas pertenencias. Cualquiera se percata que cumplían órdenes de jefes y proveedores, estrategas del mal y la destrucción, promotores de la ola de miedo, contra el noble y sufrido país.
Este indignante acontecimiento nos pone una vez más frente a la tomografía de alto contraste de cómo se expresa, manifiesta,