A veces el mundo puede verse a través de la piel . Como ocurre cuando las manos de Beatriz Búrdalo tocan las de quienes viven sin luz ni sonido. El roce de los dedos se convierte en una ventana que dibuja la realidad. En un reflejo que emana compañía. En un diccionario de lo que ocurre más allá del propio cuerpo. El silencioso sentido del tacto hace que la soledad se convierta en diálogo. Porque las manos de Beatriz no son solo una guía: son palabras, sonidos y emociones .

Desde su puesto como especialista en sordoceguera de la ONCE en Extremadura , ha enseñado a convertir los dedos en puentes y las palmas en mapas. Trabaja con casi un centenar de personas en la región para mejorar su calidad de vida y fomentar su autonomía, convirtiéndose en el nexo entre los afiliados y los

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