Por Mario Luis Fuentes

En el debate público sobre pobreza y desarrollo, las cifras suelen convertirse en el principal argumento de éxito o fracaso de las políticas públicas. En los últimos años, el discurso oficial ha enfatizado que la pobreza en México se ha reducido, particularmente como resultado del incremento del ingreso laboral en los hogares. Sin embargo, al observar otros indicadores estructurales, la imagen cambia y revela una paradoja: la pobreza monetaria disminuye, pero la desigualdad y la imposibilidad de acceso a derechos fundamentales, como la educación, se mantiene prácticamente inmóvil.

Los datos del INEGI, muestran para los años 2016, 2018, 2020, 2022 y 2024 los siguientes porcentajes de rezago educativo: 18.5%, 19.0%, 19.2%, 19.4% y 18.6%, respectivamente. Es decir, en

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