Por: Víctor Andrés Ponce (*)
Majes Siguas II es una oportunidad que el Perú no puede desperdiciar. El proyecto, con una inversión superior a los S/ 7,700 millones, permitirá irrigar 40,000 nuevas hectáreas en Arequipa, sumándose a las 16,000 que ya transformó la primera etapa. Si se gestiona bien, puede convertirse en un motor de agroexportaciones, empleo formal y desarrollo regional. Sin embargo, la historia de Majes Siguas I demuestra que una obra de esta magnitud no garantiza por sí sola un cambio estructural.
La primera fase, impulsada en la década de 1980, terminó generando una alta fragmentación de tierras. La intención inicial de consolidar productores competitivos se diluyó en la creación de minifundios, unidades de menos de cinco hectáreas que apenas producen para la subsist