En Nuevo Chimbote, la violencia contra dirigentes vecinales se ha convertido en una trágica constante que no parece tener fin. La reciente muerte de la exdirigente del A.H. Pueblos Unidos, Violeta Raquel Salazar Guzmán, asesinada por sicarios frente a su vivienda, eleva a tres el número de líderes comunitarios acribillados en lo que va de 2025. No se trata de casos aislados, sino de una serie de atentados que muestran, ataques directos y total impunidad.
Lo más indignante es que, pese a la gravedad de los hechos, la Policía Nacional del Perú no ha logrado resolver ninguno de estos casos. Todo queda en carpetas archivadas, en conferencias de prensa con promesas vagas y en investigaciones que nunca llegan a conclusiones. Mientras tanto, las balas siguen marcando el rumbo de la vida comunita