Un agricultor francés ha decidido vender 50 toneladas de patatas por tan solo 10 euros después de que un fabricante de patatas fritas rechazara su cosecha por presentar ligeras imperfecciones. La decisión, que ha generado una oleada de indignación en redes sociales, pone de manifiesto la difícil situación que atraviesan los pequeños productores agrícolas ante los estrictos criterios de calidad impuestos por la industria alimentaria. Lo que para muchos consumidores sería un producto perfectamente válido, para las grandes empresas resulta inaceptable por motivos estéticos o técnicos que, en muchos casos, no comprometen la seguridad ni el sabor del alimento.
Según explicó el agricultor al medio France Info, las patatas fueron descartadas por tener “trazos” y “algo de verde”, característica