En los minutos previos al amanecer, cuando el cielo apenas comienza a aclararse y el aire es aún fresco, ocurre una coreografía sonora tan precisa como sorprendente: miles de cigarras inician a la vez su coro matinal al alcanzar un umbral de luz perfectamente definido, como si obedecieran a un mismo metrónomo ambiental y social.
Un estudio publicado en Physical Review E muestra que las cigarras del sur de India comienzan a cantar exactamente cuando el Sol se sitúa a 3,8° por debajo del horizonte, el momento astronómico conocido como crepúsculo civil , un nivel estable de luminosidad que marca el tránsito de la noche al día.
La clave no es la hora marcada por el reloj humano, sino la intensidad de la luz: un “gatillo” fotométrico tan replicable que el punto medio del crescendo diario