Con la llegada del verano y el previsible descenso en la actividad política, tiene visos de rebajarse, la agenda político-mediática comienza a estar dominada por lo que antes se conocía como ‘serpientes de verano’.
En estos últimos días, y semanas, el paisaje político no se explica tanto en esa lógica veraniega como en la estrategia a largo plazo - exitosa por el ahora para sus intereses-, desplegada por Vox: situar la inmigración, y en particular al inmigrante, en el centro del debate político.
Así, hemos pasado de los incidentes en Torre Pacheco , donde el grito de guerra era salir a la ‘caza al inmigrante’, a la moción impulsada en Jumilla -y aprobada con el PP tras sus matices- que ponen en peligro la celebración de ritos de otras confesiones religiosas diferentes a la católica.