En Las Palmas de Gran Canaria , hay casas que no aparecen en catálogos de arquitectura, pero en sus paredes se lee la historia de quienes las levantaron con sus propias manos. No hubo grandes constructoras, ni préstamos millonarios, ni plazos cerrados: hubo ingenio , paciencia y muchas horas robadas al descanso. Cuatro familias cuentan cómo, a golpe de pala, amistad y familia construyeron no solo un techo, sino un hogar .

Un barrio levantado ladrillo a ladrillo

Miguel Rodríguez sonríe al intentar recordar el año exacto en que se empezó a levantar su casa en San Juan . «Ni me acuerdo ya…», comparte entre risas y con la ironía del que ha vivido 92 años. Antes vivía en La Isleta , pero la oportunidad surgió cuando su tía Viviana inició una pequeña obra sobre una franja

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