La conmemoración histórica es fundamental para la conservación de la identidad de un pueblo y la consolidación de la nacionalidad. En estos tiempos de realidades líquidas y de poco afecto por el pasado, la preservación de los lugares vinculados a hombres y mujeres trascendentes y los espacios en los que los grandes hechos han transcurrido es una indelegable tarea de las sociedades que pretender cimentar su futuro en las tradiciones y circunstancias que les dieron origen.

La certera frase del presidente argentino Nicolás Avellaneda es una inspiración concreta para la acción de quienes tienen la responsabilidad del patrimonio material e inmaterial de la historia nacional. Decía el tucumano que: “Los pueblos que olvidan sus tradiciones pierden la conciencia de su destino; mientras que los

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