
Las grandes obras suelen estar protegidas de todo tipo de personas, accidentes y despistes, incluso cuando están expuestas en espacios públicos. En los museos más visitados, las medidas de seguridad se planifican al milímetro para evitar incidentes que puedan comprometer la integridad de las piezas. Las alarmas perimetrales, los cristales blindados y las barreras físicas forman parte del paisaje habitual en este tipo de exposiciones.
Todo está dispuesto para reducir al mínimo cualquier margen de error . Sin embargo, en un centro comercial de Seúl, una pintura valorada en 400.000 euros terminó con manchas negras sobre su superficie, sin ninguna intención vandálica, en una escena que desconcertó a propios y extraños.
Una presentación pensada para mostrar el proceso creativo acabó en confusión
El lienzo en cuestión, una obra sin título del artista estadounidense John Andrew Perello , más conocido como JonOne , había sido ejecutado en directo ante el público en 2016, como parte de la muestra The Great Graffiti en el Seoul Arts Center. Desde entonces, se exponía junto a los materiales utilizados por el artista, que permanecían dispuestos justo debajo de la pieza, a modo de complemento visual . Esta elección estética formaba parte del planteamiento original del autor, que buscaba mostrar el proceso creativo como parte inseparable del resultado final .
Una pareja surcoreana de unos veinte años se detuvo frente a esa pintura, en plena muestra Street Noise organizada en el centro comercial Lotte World Mall . En ese momento, cogieron uno de los pinceles del suelo, lo mojaron en pintura oscura y añadieron algunas pinceladas en la parte central del mural, creyendo que se trataba de una obra colaborativa abierta al público. Nadie les advirtió, ni había barreras físicas visibles que impidieran el acceso a los botes y utensilios.
Poco después, el equipo de la galería se percató de que algo había cambiado en el cuadro y, tras revisar las grabaciones de seguridad, confirmaron que la pareja había intervenido sobre la obra original. Según informó ABC News , los responsables del centro llamaron inmediatamente a la policía e informaron también a la compañía aseguradora encargada de cubrir posibles daños. Los autores del incidente fueron localizados, aunque no se revelaron sus nombres, y expresaron su desconcierto al entender que habían actuado sin mala intención.
Kang Wook , codirector de la exposición y responsable de la empresa organizadora Contents Creator of Culture , explicó que estaban en conversaciones con el artista para valorar posibles soluciones: “Llamamos a la policía de inmediato y hablamos con la compañía de seguros de la obra dañada”.
Según señaló The Independent , JonOne optó por no pronunciarse públicamente sobre lo ocurrido. Aun así, en declaraciones posteriores recogidas por ABC News, el artista expresó su deseo de que la obra pudiera recuperarse y volver a conectar con el público surcoreano en las mismas condiciones que antes: “Espero que la pieza sea restaurada para encontrarse con el público coreano como antes”.
La exposición continuó con nuevas precauciones y un aumento inesperado de visitas
El cuadro, de grandes dimensiones —casi siete metros de largo por algo más de dos de alto—, era la única pieza de toda la exposición que no contaba con un marco. Este detalle, sumado a la disposición de los materiales en el suelo, contribuyó a la confusión de los visitantes.
Tras el accidente, el montaje se mantuvo expuesto hasta el 13 de junio, con refuerzos en las medidas de vigilancia y señales explícitas que advertían de la prohibición de tocar la obra. Además, se instaló una pequeña valla para delimitar el acceso físico al lienzo .
El especialista en cultura pop surcoreana Ha Jae-geun comentó a ABC News q ue este tipo de malentendidos seguirán ocurriendo si las obras contemporáneas no están suficientemente protegidas y contextualizadas : “Por las características del arte contemporáneo, habrá muchos episodios como este en el futuro. Los organizadores deben extremar la protección física de las piezas, ya que el público puede interpretar que obras como la de JonOne están abiertas a la intervención”.
Aunque el impacto inicial fue considerable, el interés del público por la pieza aumentó notablemente en las semanas siguientes. La pintura vandalizada atrajo a más visitantes de lo habitual, y sirvió para abrir un debate sobre los límites entre arte participativo y obra cerrada. El caso, más allá de la anécdota, dejó al descubierto la necesidad de revisar ciertos protocolos de exposición, incluso cuando todo parece bajo control.