En Totana, la devoción y el afecto hacía San Roque forma parte de la memoria colectiva, de la fe transmitida por nuestros mayores y de las tradiciones que nos han dado identidad y que han marcado a generaciones.
Su ermita -erigida en sus orígenes a las afueras del casco urbano y sobre un punto elevado-, y las fiestas que cada año lo celebran, son signos visibles de una devoción que hunde sus raíces en siglos de historia, a la vez que testimonian la fe de un pueblo que ha sabido reconocer en este santo a un protector cercano y fiel.
Sin embargo, este santo que sentimos tan nuestro no se limita a Totana, pues San Roque es, a la vez, uno de los santos más venerados y universales del cristianismo. Su figura trasciende fronteras y se extiende por toda Europa y gran parte del mundo.
Su vida e