En La Habana, un hombre se abalanzó sobre Rómulo Betancourt con una jeringa cargada de veneno letal. El ataque, propio de un thriller político, fue silenciado y negado por sus enemigos. Esta es la historia de un magnicidio frustrado que casi nadie recuerda
En 1951, Rómulo Betancourt vivía un exilio tenso y vigilado en la capital cubana. Desde 1948, cuando la Junta Militar encabezada por Carlos Delgado Chalbaud y Marcos Pérez Jiménez derrocó al gobierno democrático de Rómulo Gallegos, el líder de Acción Democrática se había convertido en enemigo público de la dictadura venezolana.
Pasó por Costa Rica y luego recaló en La Habana , protegido por el presidente Carlos Prío Socarrás , pero hostigado por redes de espionaje que cruzaban fronteras. Betancourt sabía que su prestigio y