La percepción favorable que muestran los mercados hacia los bonos soberanos de Bolivia contrasta, de forma marcada, con los fundamentos
económicos y políticos que enfrenta el país. Tanto que el economista del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), Jonathan Fortun, califica como un espejismo el optimismo que refleja la deuda boliviana.
Las encuestas apuntan a un cambio en la tendencia política del Gobierno, y los inversionistas parecen anticipar que ese giro vendrá acompañado de un ajuste fiscal creíble. Sin embargo, el diagnóstico macroeconómico lanza advertencias.
Fortun recuerda que Bolivia viene con el “tiempo prestado”, pues se sostiene sobre “una economía dependiente del Estado construida sobre una base menguante de hidrocarburos, un déficit fiscal en expansión y un sector p