Por MARÍA TERESA HERNÁNDEZ
Mientras su hija crecía y su alegría parecía desbordarse, Ziva Mann comenzó a llamarla “Risitas”.
“Era como un sol”, dijo Mann desde su hogar en Massachussets. Todo cambió durante el segundo año de la escuela primaria, cuando el brillo de Ellie empezó a apagarse. “Se puso más y más triste”, recordó. “Fue como observar a alguien desaparecer”.
Mann eventualmente comprendió que la tristeza de su hija estaba conectada con una lucha interna por asumir su verdadera identidad de género . Ellie le dio la noticia una tarde durante la pandemia, mientras ambas conversaban en la sala de su casa.
Cuando Mann la escuchó decir: “Mamá, soy niña”, no pudo evitar sentir sorpresa, pero una inmensa admiración rápidamente la invadió. “Le dije ‘gracias por decirme esto’, y ella