Bolivia se prepara para una jornada electoral crucial este domingo, donde más de 7.5 millones de ciudadanos están convocados a elegir presidente, vicepresidente y parlamentarios para el próximo quinquenio. Estos comicios podrían significar el fin de dos décadas de dominio del Movimiento al Socialismo (MAS) y abrir la puerta a un cambio hacia el centro o la derecha.
Ocho organizaciones políticas participan en la contienda, pero las encuestas posicionan como favoritos al empresario de centroderecha Samuel Doria Medina y al expresidente derechista Jorge “Tuto” Quiroga, quien gobernó entre 2001 y 2002. Si los sondeos se confirman, ambos candidatos se enfrentarían en una segunda vuelta, algo inédito en la historia del país, según lo estipulado en la Constitución de 2009, si ningún candidato supera el 50 % de los votos válidos o el 40 % con diez puntos de diferencia sobre el segundo.
El oficialismo llega a estas elecciones dividido. El candidato del MAS, Eduardo del Castillo, se encuentra entre los últimos lugares en intención de voto. Andrónico Rodríguez, presidente del Senado y considerado en algún momento como el heredero político de Evo Morales, tampoco ha logrado cifras competitivas. Morales, quien no puede postularse debido a la limitación constitucional tras haber gobernado tres periodos (2006-2019), ha promovido el voto nulo tras quedar fuera de la contienda.
Las divisiones internas y el desgaste de la izquierda tras 20 años en el poder han debilitado las opciones del MAS. Además, un alto porcentaje de indecisos, votos en blanco y nulos podría alterar las proyecciones de cara a la primera vuelta. La normativa electoral establece que solo los votos válidos cuentan para definir los resultados, incluso si estos representan una minoría frente a los votos anulados o en blanco.
La votación se llevará a cabo entre las 8:00 y las 16:00 horas locales, bajo voto obligatorio. Cada ciudadano recibirá un certificado de sufragio, necesario para realizar trámites en los 90 días siguientes. El proceso electoral contará con el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (Sirepre), que ha sido puesto a prueba en simulacros en los nueve tribunales departamentales, y que difundirá los primeros datos al cierre de las mesas.
Para garantizar la transparencia, se han desplegado 14 misiones internacionales de observación, incluyendo la Unión Europea y la OEA, además de cinco delegaciones nacionales. En el marco del “auto de buen gobierno”, se han establecido restricciones como la prohibición de reuniones masivas, la venta de alcohol y la circulación de vehículos sin autorización del órgano electoral.
Así, Bolivia se enfrenta a unas elecciones que podrían marcar un punto de inflexión en su historia política reciente, con la posibilidad real de que el MAS pierda el poder que ha ejercido de manera ininterrumpida desde 2006.