En Líbano, Tolima, entre cafetales, montañas empinadas y la cercanía imponente del Nevado del Ruiz, vive una historia que parece tejida con la misma paciencia y firmeza con la que se hila la lana. Se trata de Aulio Nel Echeverry Valenzuela , un joven que encontró en dos pasiones aparentemente opuestas –el ciclismo y el tejido– la forma de construir un proyecto de vida que inspira a su comunidad y que hoy se proyecta como un símbolo del Tolima.
Cada mañana pedalea desde su casa ubicada en el centro del Líbano hacia Murillo, territorio reconocido por la tradición de la lana; en las tardes, cambia la bicicleta por el telar, las montañas por el taller y los pedales por las agujas. Muchas veces, regresa con vellones recién esquilados que transforma, junto a su madre y cómplice incondiciona