Carlos Alcaraz y Alexander Zverev casi acababan de empezar su semifinal de Cincinnati y el español ya pasaba por un momento de apuro. Perdía 2-1, sin breaks, pero estaba 0-30, cuando el juez de silla, Renaud Lichtenstein , mandó detener el juego. Rápidamente hubo mucho movimiento en una esquina de la grada. En ese momento no se sabía que sucedió, pero todo apunta a un golpe de calor o el mareo de un aficionado, en una nueva jornada con altas temperaturas y con los abanicos multiplicándose en la grada.
Alcaraz esperó apoyado en la red y bromeando con el árbitro, con Zverev cerca. El español se acercó a su banquillo. “¿Es primero?”, le pregunta Samu López por el servicio, si tiene que sacar con primero o segundo. “¿Os han dicho algo de tiempo?", le pregunta también a su pupilo, y ya