En la Ciudad de México (CDMX), basta con que caiga una lluvia de pocos minutos para que las calles se transformen en auténticos ríos. El saldo es siempre el mismo: autos varados, peatones atrapados y un tráfico que parece no avanzar. Pero, ¿por qué ocurre esto con tanta frecuencia?

Terrenos húmedos y urbanización sin control

La CDMX fue edificada sobre terrenos húmedos y lacustres, lo que complica la absorción del agua en el subsuelo. A este fenómeno natural se suma el crecimiento desmedido de la mancha urbana, que ha reducido las áreas de filtración y aumentado la cantidad de superficies de asfalto y concreto.

El resultado es que, cuando cae una tormenta , el agua no encuentra dónde filtrarse y termina acumulándose en vialidades principales.

Basura en coladeras: un enemigo constante q

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