La tentación es grande. Un balcón privado promete vistas al mar, desayunos con brisa marina y la sensación de libertad que todos buscamos cuando escapamos de la rutina. Sin embargo, los especialistas en turismo y cruceros aseguran que esta elección puede tener más contras que ventajas.
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Las ventajas que seducen a todos
No hay dudas: tener un balcón en el camarote suma puntos . Permite disfrutar de la llegada y salida de los puertos, contemplar el amanecer o el atardecer desde la intimidad de la habitación y ventilar el ambiente con aire fresco. Además, la luz natural y el espacio extra ayudan a combatir la sensación de encierro típica de los camarotes interiores.
Muchos viajeros valoran la