El imperio estadunidense no es menos supremacista ni cruelmente saqueador con Donald Trump. Pero el empresario-presidente elije las batallas que quiere librar. Ucrania y Rusia, no lo son. China, América latina (para lograr su sumisión total) y Oriente Medio, sí.
En este marco debe entenderse la reunión de dimensión histórica que dos de los tres líderes más importantes del mundo –Vladimir Putin y Trump- mantuvieron el viernes en Alaska.
Fue un primer paso discreto pero moderadamente exitoso hacia un compromiso de mutua conveniencia que tiene como punta del iceberg la paz en Ucrania pero que incluye, de forma menos visible aunque igualmente importante, establecer buenas relaciones entre ambos (lo que debería incluir algún acuerdo sobre el armamento nuclear); potenciar la cooperación econó