“Si los aranceles son tan malos, ¿por qué los ponen? Y, si los aranceles los va a pagar el consumidor estadounidense, ¿por qué les importa?” La pregunta retórica del secretario de Estado del Tesoro Scott Bessent a Tucker Carlson revela la enorme contradicción del comercio global. Efectivamente, los aranceles no son una solución ideal, pero es la única alternativa ante un análisis realista del comercio global.
En 2024 no vivíamos en un mundo de comercio global de cooperación libre y espontánea entre empresas de David Ricardo. Vivíamos en un mundo de enormes aranceles y trabas comerciales no arancelarias. Se fueron levantando con dos objetivos: limitar la entrada de productos estadounidenses y, a la vez, crear un marco político que empodera a los gobiernos para eliminar esas trabas a países