El pasado 8 de agosto se cumplieron 25 años del asesinato de José María Korta Uranga, presidente de la Confederación de Empresarios de Guipúzcoa a manos de la banda terrorista ETA. Empresario hecho a sí mismo, trabajador incansable y de firmes convicciones, Korta se negó siempre a pagar el llamado impuesto revolucionario. Rechazó escoltas, no quiso vivir con miedo y pagó con su vida: un coche bomba acabó con la existencia de quien había defendido la libertad con una dignidad que todavía estremece.

No fue un caso aislado. Durante décadas, cientos de empresarios en el País Vasco y Navarra vivieron bajo la amenaza constante de ETA. Cartas de extorsión, llamadas intimidatorias, amenazas veladas y, en muchos casos, atentados mortales marcaron una época oscura. Muchos optaron por pagar para pro

See Full Page