En febrero, los Dodgers eran un proyecto de laboratorio de ciencia ficción: Shohei Ohtani , Mookie Betts, Freddie Freeman, Yoshinobu Yamamoto, Blake Snell y Roki Sasaki reunidos en la misma alineación. Entre nómina e impuesto de lujo, la factura superaba los 4 00 millones de dólares . La meta oficial era revalidar la Serie Mundial; la extraoficial, coquetear con el récord de 120 victorias .

Un mes antes del cierre del calendario, los objetivos no podrían estar más lejos. Los Dodgers, el buque insignia de MLB , atraviesan una tormenta que ni la gerencia ni los pronósticos vieron venir: una racha de 12-21 desde el 4 de julio , desplome al segundo lugar del Oeste y el acecho directo de unos Padres que han olido sangre.

El inicio del naufragio

La plantilla californiana ha sido un

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