Por: Antonio Pérez Esclarín ( pesclarin@gmail.com )

En estos días en que muchos, con sus vacaciones, tienen la oportunidad de reposar y descansar, deberíamos dedicar un tiempo al encuentro con nosotros mismos, la calma y la contemplación. Hoy, esclavizados a las pantallas y los aparatos electrónicos, nos estamos volviendo incapaces de contemplar la belleza del universo, el milagro que somos y el milagro que es todo. Como dice un proverbio oriental, “si miras un árbol y sólo ves un árbol, no sabes observar. Si miras un árbol y ves un misterio eres buen observador”.

De ahí la necesidad de aprender a contemplar y admirar el misterio que se oculta en una flor, una gota de agua, un pájaro, una piedra, la sonrisa de un niño, un rostro arrugado por el peso de los años o del sufrimien

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