El compartido sufrimiento por los aranceles de Donald Trump y la sintonía en asuntos capitales como el librecomercio , la globalización o el medioambiente insinuaban un brillante horizonte en las relaciones sinoeuropeas . De la reciente cumbre bilateral en Pekín, con el 50 aniversario de los vínculos diplomáticos de fondo, se esperaba que escenificara el idilio. Acabó con reproches cruzados , sin declaración conjunta y apenas un intrascendente acuerdo sobre la lucha contra el calentamiento global .

Los desencuentros con Bruselas frustran a Pekín . Entendió años atrás que la hostilidad estadounidense será estructural, da igual quién ocupe la Casa Blanca, pero no ve razones que impidan la amistad con Europa. Bruselas es una prioridad geopolítica y económ

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