A 300 metros del fuego está la primera casa de Castromil . A esa distancia detuvieron las llamas en este pueblo encaramado en la montaña y con vistas a Galicia y a Castilla y León .

Horas después del cara a cara con las lenguas de fuego, Jesús lleva una camiseta fosforita de una marcha popular con restos de ceniza; Jose Ramón , una técnica de deporte y, Santiago , una con lobos estampados con ronchones de tierra mojada. Sobre los hombros de estos vecinos, una manguera serpentea. También se sostiene en los cuerpos de tres bomberos forestales uniformados e intercalados con los lugareños.

Esta "cordada" refresca una colina que se quemó a las afueras de la localidad y que marca el último frente del incendio. Un vecino vio humo unas horas antes y avisó al resto ante el miedo d

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